martes, 12 de enero de 2010

"UNA MUERTE BESTIAL"

Catalina II, la emperatriz de Rusia durante 34 años desde 1762 fue famosa por sus apetitos sexuales y sus numerosos amantes. Tenía tan mala fama como pervertida y ninfómana que a su muerte ya empezó a divulgar que ella murió aplastada por un caballo, mientras que éste semental la penetraba.

Quedan dos testimonios tangibles del apetito desmesurado de Catalina “la Grande”. Esta reina del sexo ordenó que se construyera una habitación secreta llena de cuadros y esculturas que mostraban escenas eróticas y pornográficas, en las que no faltaban violaciones, pedofilia o zoofilia.

Al parecer nadie escapaba a su voracidad sexual. Incluso
Voltaire, el Ilustre escritor y filósofo francés, recibía sus cartas obscenas para excitarlo, en una de ellas le escribió: “Yo lo espero como a un amante, dándole la cara y la ternura de mis ojos. El acerca a mi pecho su enorme cabeza de animal noble” que son pruebas de él fue su confidente y amigo.

Para sus prácticas “solitarias” también eran de lujo. Tenía un hermoso mueble de caoba nicaragüense, elaborado en estilo rococó, donde ella se acomodaba y esperaba la inmensidad del placer.

Muchos defienden que Catalina murió por un ataque de
apoplejía (al corazón) mientras estaba sentada en su cama a los 67 años. Lo contradictorio es que este “rumor” ha sobrevivido 200 años.


Según varios autores, la imagen promiscua de Catalina era tan sólo mala prensa divulgada por parte de aquellos que envidiaban que una mujer en aquella época concentrara tanto poder acompañado de una brillante gestión

Se aprovecharon de su conocida afición de visitar los establos, no por los caballos, sino por los miembros de la caballería real. De hecho, y esto sí es cierto, la ansiosa emperatriz requería los favores de sus amantes por lo menos seis veces al día. Se calcula que tenía unos 21 amantes.

Son muchas las hipótesis y escándalos que rondan a esta reina del placer. Por ello siempre se seguirá escribiendo de esta legendaria golosa a muerte.

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